Siempre he sido de los que opina que la masa no piensa (o derechamente es estúpida. Ejemplos de esto hay miles, basta asistir a cualquier lugar donde se de una reunión masiva para darse cuenta que cualquier imbecil con aire de orador puede convencerlos a todos de una idea que no tiene ni pies ni cabeza, solo por el hecho de que tiene el apoyo de sus amigos, y es el que habla mas fuerte. Supongo que no hay mucho que hacer contra eso, es un tema bastante estudiado, y por supuesto no soy el único que lo opina.
Ahora, si todo terminara ahi, sería tal vez pasable, lo explicamos diciendo que al estar en un evento multitudinario uno tiende a comportarse mas instintivamente que racionalmente. Pero ya está. Mi problema empieza cuando dedicando unos minutos a pensar, me doy cuenta que aparte de que la estupidez abunda en las masas, hoy por hoy (o tal vez siempre) la estupidez se da a niveles personales de manera alarmante.
¿Que de qué estoy hablando? Estoy hablando precisamente de nuestra sociedad chilena. No, ni siquiera es necesario llegar tan lejos, estoy hablando del habitante medio de Santiago. Vivimos en la que actualmente es considerada una de las ciudades mas caras del mundo, tenemos unos índices de contaminación que espantan, la delincuencia prolifera mas rápido que la maleza en verano, y para colmo, nuestro nivel de vida es golpeado día a día por políticas o estúpidas, o mal implementadas. Ni hablar de quienes implementan estas políticas.
Ahora bien, ¿tan mal no estamos cierto? Basta mirar a nuestros alrededores para ver que en muchos lados la contaminación es peor, la delincuencia es peor, los políticos son mas corruptos, los empresarios roban mas, etc. Ahora que lo pienso no debiera estar escribiendo esto, vivo en un país con uno de los mayores crecimientos económicos, un país sin terrorismo, un país donde hay libertades garantizadas por nuestro sistema, no debiera estar escribiendo esto, debiera estar disfrutando de lo que me ofrece Chile...
... Y caemos nuevamente en la estupidez. Ese discurso que escuchamos a diario, de gente que muchas veces no sabe ni hablar, pero que "nos representa a todos los chilenos. y que lucha por nosotros". Entonces el idiota promedio, sigue viviendo su vida promedio, haciendo sus gastos promedio, y quejandose de vez en cuando para mantener su conciencia tranquila. Ya lo decia un amigo, y a mi me ha costado entenderlo, "hay lugares donde la gente reclama en serio, para eso basta mirar al otro lado de la cordillera". Distintas realidades, cierto, distintas debilidades, pero copiar las buenas practicas no puede hacernos mal.
El problema es como empezar... por mi parte, está decidido, los precios de casi todo están como están debido a que la gente ni siquiera los cuestiona (y basta mirar por ejemplo, que nuestros económicos supermercados, donde uno ahorra mucho, tienen productos como el queso, la leche o la carne, practicamente al doble del precio que en cualquier carniceria o almacen relativamente decente). Asi que... derechamente a reducir al máximo mis gastos en estos productos, esperar que alguien mas en esta ciudad haga lo mismo, y ver la evolución de precios.
Si dará esto resultado... no lo se, tal vez la estupidez es mas común de lo que creo... tal vez yo mismo sea un estúpido por pensar en estas cosas... tal vez... esto no lo lea nadie. Saludos